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¿Qué hace a una mujer fuerte?

Cuando era pequeña jamás me hubiese imaginado vivir lejos de casa. Siempre fui la amiga que tenía la casa llena, donde entraban los tíos, los primos, hermanos, siempre había un cuento que escuchar y mucho pero mucho ruido.

 

Cuando tenía 17 años me di cuenta de que quería estudiar el detrás de cámaras del mundo de la televisión y del séptimo arte. Me apasionaba y me interesaba el mundo del entretenimiento, no me creía capaz de hablar en público, pero sí era algo que me llamaba la atención. Por eso decidí estudiar el detrás de lo que observa el espectador. 

 

En esa etapa de la adolescencia supe que quería estudiar Comunicación Audiovisual. Mi colegio era del Opus Dei, y justo una universidad de Colombia fue a dar una charla a mi colegio. Ofrecían la carrera que me apasionaba, Comunicación Audiovisual y Multimedios, así que tomé el flyer de promoción de la carrera y se lo mostré a mi mamá. Sin dudarlo dos veces fuimos a conocer la universidad que quedaba en Bogotá, una universidad hermosa, que me dió ilusión apenas entré. Tenía un campus moderno, con todas las cámaras, computadoras y los programas ideales para estudiar lo que me gustaba. 

 

Fue así como me mudé sola. Sin mis padres, sin mis hermanos. Esa casa que estaba llena de gente se convirtió en un cuartito frío de Bogotá, con muchos papeles de estudio y muchísimo café. El primer año fue el más complejo, venía tan acostumbrada al calor humano, al estar siempre acompañada, y a las parrillas familiares que se convertían en la charla de todos los domingos. Poco a poco entendí que uno no puede tener todo en la vida y que de esos momentos de tristeza y soledad uno aprende a vivir en armonía con su presencia. 

 

Día a día empecé a centrarme, a entender que si quería lograr cosas por mí, tenía que pararme a luchar por ellas. Me dediqué a llevar mis estudios adelante, que era por lo que me había emigrado y por lo que mi familia había luchado tanto por permitirme vivir. Esos días de llanto se convirtieron en horas contándole a mi mamá por el celular cómo me había ido en mi día, valorando cada integrante de mi familia como único y brindándole el valor que cada uno tenía en mi vida. A veces no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos o lo tenemos lejos. En muchas ocasiones, eso me lo enseñó la vida por las malas, pero que agradezco tanto, porque me convirtió en la mujer fuerte que soy hoy en día.

 

Sé que muchas personas han pasado lo mismo que yo. Comprenden lo difícil que es hacer una vida lejos de tu hogar, del lugar en donde encajas, pero al mismo tiempo, te das cuenta de que no perteneces sólo a un lugar, perteneces a un planeta entero, y cada momento, alegría, pensamiento y recuerdo me lo llevaré a donde quiera que vaya.

 

Nunca me creí capaz de vivir sola, me daba mucho miedo. Miedo a salir de mi burbuja y de mi zona de confort, pero definitivamente una mujer fuerte no nace, se hace con sus experiencias. Una mujer fuerte es aquella que no se detiene, que posee una llamita por dentro, esa que la hace ir por sus sueños y no quedarse quieta hasta llegar un poco más cerca de ellos. Una mujer fuerte es la mujer que quiero ser por el resto de mi vida, esa que, aunque se muera de miedo, es un miedo que la motiva pero que jamás la detiene… 

 

¿Y tú?, ¿Eres una mujer fuerte?

 

 

Escrito por: Andrea Rubio | Instagram: @andrevrubio