¿Quién dice que el maquillaje, teñirse el cabello o cambiarle su condición natural, cuidar de nuestra alimentación y hacer ejercicio para bajar esos kilitos que sentimos que están de más, ponernos pestañas o uñas para estar en tendencia, hacernos alguna cirugía o cualquier otro cambio estético, no van de la mano del amor propio?

Aunque hayan distintas opiniones, aquí les comparto la mía: para mí, amarnos como somos no quiere decir que debemos resignarnos a vernos siempre de la misma forma; somos seres en evolución, en constante movimiento y aprendizaje. Tenemos derecho a cambiar de opinión acerca de absolutamente todo, incluyendo nuestro aspecto físico. Eso sí, siempre que seamos nosotros los que tomemos la decisión de hacerlo porque no podemos limitarnos a sentirnos más cómodos y seguros por miedo al que dirán o por nuestros propios prejuicios.

La apariencia, por más que queramos negarlo, es de importancia en esta sociedad, es la primera impresión que damos a los demás y lo que en ocasiones nos acerca o aleja de una oportunidad. Tu apariencia habla por ti, es lo primero que se presenta ante los demás; y aunque estoy segura de que nuestro aspecto no nos define, es la información inmediata que recibe el mundo sobre quién creen que eres. Entonces, por qué tenemos que verlo como algo negativo y no mejor intentamos que esa información sea más acertada y congruente con nuestro quién soy. 

Cuando estás cómoda con tu apariencia se nota, en tu postura, en cómo caminas, hablas, sonríes y hasta en cómo miras. No hay nada más rico que comenzar el día sintiéndonos hermosas y eso pasa cuando sentimos que nuestro exterior refleja lo que somos. Así que tú que me lees, espero y deseo que, a partir de hoy, te mires cada día al espejo y te repitas lo increíble que eres porque sí lo eres. 

Cada mañana, párate frente a ti misma y di tres aspectos de ti que te gustan, que quieras tener o que quieras que los demás conozcan. Por ejemplo: “Soy talentosa, inteligente, hermosa y eso es lo que hoy luciré”. Recordemos que todos tenemos inseguridades pero es nuestra responsabilidad evitar que ellas se adueñen de nuestro ánimo. 

La esperanza, la actitud y nuestra forma de ser es lo mejor que tenemos, así que vamos a hacernos cargo, a cuidarnos y a alimentar esa autoestima.

Con mucho cariño, Ariagny