Las mujeres hemos demostrado nuestras grandes capacidades a lo largo de la historia. Hoy, somos un ejemplo de superación y hemos triunfado en áreas complejas y labores heroicas.

El 11 de febrero, se celebró el día de la mujer médica a nivel mundial, en honor a Elizabeth Blackwell, quien fue la primera mujer en el mundo en alcanzar este título universitario en 1849. La historia de Elizabeth me hizo trasladarme a mis tiempos como estudiante de medicina y recordar las historias que conocí sobre mujeres pioneras de esta área en nuestro país.

Virginia Pereira, Sarah Bendahan, Lya Imber y muchas otras vienen a mi mente y me hacen pensar cuán difícil debió ser convertirse en médicos durante aquellas épocas cuando era impensable que una mujer estudiara esta carrera. Bendahan, por ejemplo, fue la primera mujer venezolana de nacimiento en graduarse como médico en Venezuela, marcando un referente de esfuerzo y valentía en un sistema educativo poco accesible para una mujer. 

Ellas marcaron un referente histórico y demostraron que la ciencia pertenece a quien la ama, independientemente de su género, sirviendo de inspiración para quienes deseaban estudiar y dando paso a nuevas políticas educativas, por lo que hoy en día vemos más y más mujeres involucrarse con la medicina hasta el punto de ser mayoría en muchas cohortes. 

Cada vez, el intelecto de la mujer destaca poderosamente y las venezolanas no somos la excepción, un hecho que sucede no solo con las ciencias de la salud si no con muchas áreas como tecnología, ingeniería, diseño, comunicación social, arte, entre otras. Es común ver noticias alentadoras de mujeres venezolanas triunfando en grandes instituciones, organizaciones o competencias. 

Los hechos nos enseñan que el empoderamiento reside en la capacidad de actuar, transformar e inspirar, de trascender y marcar tendencias en este mundo moderno. A diario las mujeres de todo el mundo trabajan duro por crear espacios y mejorar los existentes. Cuando pensamos en nuestro propósito debemos confiar en el impacto positivo que podemos tener en nuestro entorno y actuar conforme a esto, más allá de cualquier prejuicio. 

Creo firmemente que las mujeres venezolanas debemos agradecer y conmemorar a aquellas que lucharon por los derechos que hoy tenemos y seguir luchando para que las generaciones que vengan puedan seguir preparándose y forjando una sociedad armónica y progresista. Recordemos el poder que tiene nuestra voz y nuestra acción.