Hablar de belleza es caer en uno de los temas más ambiguos de nuestro mundo; desde los diferentes tipos de arte hasta la belleza humana, es un concepto ciertamente abstracto que se inclina hacia lo que ves y te gusta o no, dependiendo de la percepción que tenga tu ojo como espectador.
Son muchos los aspectos que pueden considerarse para catalogar a alguien o alguna cosa como bella, y es válido colocar del lado más favorecedor de la balanza a quienes otros enviarían sin dudar al lado opuesto; es esta la razón por la que existe el dicho popular “para los gustos, los colores”.
Todos somos bellos bajo la mirada adecuada. Quienes sepan apreciar nuestros mejores atributos y valorarlos como lo merecemos; pero siendo honestos, somos nosotros mismos quienes debemos tomar la decisión de vernos un día al espejo y admitir cuáles son las partes de nuestro físico con la que fuimos beneficiados y destacar eso que tenemos dentro que nos hace únicos, especiales y que nos convierte en un ser humano hermoso con belleza interior y que solo aquellas personas que nos conozcan tendrán la oportunidad de descubrir y disfrutar; para muchos podría ser decepcionante encontrar bajo un hermoso físico a un ser humano que carece de los valores fundamentales para hacer brillar el interior de alguien o de sí mismo.
Uno de los puntos más importantes para ser bellos es “la actitud”, esa que nos otorga la confianza que tengamos en nosotros mismos; es ella quien nos hace robar miradas, es ese “no sé qué” que sentimos que tienen algunos, aunque quizás no los consideramos bellos físicamente, pero igual captan nuestra atención inmediatamente.
Para ser bello solo basta quererte a ti mismo, ser quien quieres ser… ¡Y serlo en toda su expresión! Siempre habrá quien sepa apreciar lo que eres, la belleza va mucho más allá de lo estéticamente atractivo… ¡Ámate!