¿Te has preguntado alguna vez cómo te percibes a ti misma? Probablemente has escuchado la frase “somos lo que pensamos” miles de veces, pero la mayoría de las personas subestiman el poder de la mente, de las palabras y de los pensamientos. Reflejamos en el exterior lo que somos internamente. Como dice Wayne Dyer conocido como el padre de la motivación: "Cuando cambiamos nuestra forma de mirar las cosas, las cosas que miramos cambian".
Desde pequeña tuve la suerte de tener una familia que me motivaba, que me decía palabras bonitas, aunque podían existir días tristes, me demostraban que siempre había cosas lindas que rescatar. Tengo conciencia que no siempre es así. Hay personas que capaz no tienen la misma suerte y les inculcaron que “no eran buenos para nada”. Se criaron diciéndoles insultos, con adjetivos negativos, prejuicios y daños que son difíciles de sanar. Borrar el disco duro no es fácil cuando te criaron con miedos e inseguridades.
Cuando descubrí estas señales de alerta viniendo de familiares, amigos o personas cercanas a mí, decidí darle un paro en seco; arrancar de raíz, detener, enseñar y entender que muchas veces las cosas despectivas o negativas que te pueden decir otras personas son el reflejo de lo que ven en ellos mismos. La vida es un espejo, todo lo que das se regresa. Lo que dices y miras en los demás es el reflejo que ves en ti.
Cuidar nuestras palabras debería ser un ejercicio de la vida cotidiana, un músculo que entrenar, un hábito natural como comer, cepillarnos los dientes o tender la cama. La diferencia es que ejercitar la mente es aún más importante que cualquier otra cosa. Cuando priorizas lo que piensas y cambias el “chip”, todo en tu entorno empieza a cambiar.
Recuerdo una época muy triste en mi adolescencia donde estaba peleada con toda mi familia, no soportaba a nadie, ni a mi hermano ni a mi hermana ni mucho menos a mis papás, hasta que entendí que el problema no era ellos, era yo. Que, si piensas que todo el mundo está en tu contra, es muy probable que el inconveniente no sea de tu entorno o alrededor, lo más seguro es que el problema seas tú, y aún no te has dado cuenta. Realizar este tipo de evaluaciones es tan importante como un chequeo normal de salud física. Si hay algo que te está generando mal humor, desgastando tu energía, creando pensamientos negativos y pesimistas a tu vida, saca la bandera roja, es momento de evaluar y tomar riendas de nuestra mente.
Hoy te propongo que realices este nuevo ejercicio en tu día a día: tener mantras diarios. Repítete todos los días cuando te veas al espejo las siguientes frases: “Soy suficiente”, “soy capaz de lograr todo lo que me propongo”, “soy hermosa tal y como soy”, “aunque haya momentos malos, al día siguiente me levanto más fuerte”, “soy inteligente” y “soy consciente que atraigo cosas positivas a mi vida”. Estas palabras le darán un giro 180º a tu vida. Cuando tengas claridad de que todo empieza desde tu mente, tus acciones cambiarán, tu forma de ver la vida será diferente y eso se convierte en una bola de nieve donde la única opción en la que estás programada es en la de traer cosas buenas a tu vida. Practícalo y me cuentas cómo te va… ¡No olvides que tú eres la única persona capaz de cambiar tu realidad!