La vida es una constante montaña rusa de emociones y sentimientos que conllevan a nuestras acciones.

Estar arriba es lo que más queremos, pero también debemos aceptar que estar abajo es necesario para aprender, corregir, reivindicarnos y llenarnos de fuerza para impulsarnos. El impulso mayor lo conseguimos cuando comenzamos  a creer en nosotros mismos y decidimos tomar las riendas de nuestra vida porque cuando eso pasa no hay nadie que nos detenga. Y sí, quizá suena cliché… pero una vez alguien me dijo que son clichés porque son REALES y debemos tenerlo claro.

Siempre digo que el poder esta dentro de nosotros mismos y depende de ti lo que haces con él, cuando logras entenderlo y comienzas a conocerte realmente, a aceptarte, a amarte, los miedos los transformas en energía para superarlos, tomas las oportunidades y las tornas a tu favor e incluso aprendes a transformar las “derrotas” en oportunidades, porque todo en esta vida es cuestión de perspectiva y ACTITUD.

Esa actitud que forma parte fundamental de tu trampolín entre lo que te pasa y como reaccionas, porque la vida siempre nos pone en el camino diferentes situaciones que nos mantienen en ese sube y baja, pero está en tus manos darle el enfoque a cada una de ellas y aprender a dirigirlas hacia tus objetivos.  Constantemente aparecen factores externos que nos ejercen resistencia y buscan siempre mantenernos abajo, principalmente porque vivimos en un mundo lleno de muchos prejuicios que generan miedos e inseguridades y  te cohíben a hacer lo que realmente quieres, vivimos pensando en el “que dirán” y ese pensar lo que hace es agotarnos y quitarnos tiempo que no se recupera. ¿Te has puesto a pensar que pasaría si dejaras de darle importancia?  ¿Y si comienzas a creer en ti por sobre todas las cosas?

En ese instante cuando decides romper esos límites, alejándote de todo aquello capaz de poner en duda tu virtud y a no darle poder a nada ni nadie, solo a la Fé que tienes en ti y tu capacidad, comenzamos a corregir y mostrarnos sin miedo. Llenémonos de coraje para proyectarnos y darle luz a nuestra verdadera esencia que es lo que nos caracteriza y nos hace únicos, otro verdadero cliché… pero que real y ¡cuanto poder tiene! 

Aférrate a tus creencias, a tu instinto para tomar decisiones que te impulsen y siempre visualízate, porque eso que crees de ti es lo que vas a proyectar a los demás.

“Sé capaz de crear inspiración desde tu propia esencia”

Arriésgate a vivir la vida a plenitud porque hay algo en ti que el mundo necesita; así que sal a hacer lo que sabes hacer. Y recuerda, los impulsos siempre son más largos que las correcciones, no pierdas tiempo en darte cuenta que lo único que necesitas para brillar es a TI, siempre hacia adelante.